Ebenezer-Epworth12/17
  Y tu que adolescente eres?
 
A menudo escucho decir cuán perdidos están los adolescentes de hoy y la preocupación es válida. 

Si usted siente que esta generación de jóvenes está en problemas, tiene razón. Pero la imagen no es tan desoladora como nos parece a simple vista. Algunos de estos jóvenes aproblemados también buscan a Dios. Y hay muchos adolescentes comprometidos que defienden lo que creen y se niegan a conformarse con los dictados del mundo.

Eche una mirada a estas estadísticas de Teen Mania Ministries:

 

  • 1 de cada 4 usa drogas ilegales
  • La mitad de ellos ya no son vírgenes
  • 1 millón de adolescentes están embarazadas
  • 340,000 muchachas al año se han realizado abortos
  • 9 de cada 10 ha visto pornografía por internet
  • un 1/3 de ellos ha bebido bebidas alcohólicas en el pasado mes
  • un 40% de ellos se ha autoinflingido heridas (cortes, quemaduras, rasguños)

Si usted siente que esta generación de jóvenes está en problemas, tiene razón. Pero la imagen no es tan desoladora como nos parece a simple vista. Algunos de estos jóvenes aproblemados también buscan a Dios. Y hay muchos adolescentes comprometidos que defienden lo que creen y se niegan a conformarse con los dictados del mundo.

Observé a un grupo de ellos la otra noche. Llevé a varias muchachas a un evento de adoración para adolescentes en una ciudad aledaña. Al sentarme entre la audiencia y echar un vistazo a mi alrededor, vi a jóvenes con sus ojos brillantes y rostros sonrientes.

Durante el concierto alabaron a Dios sin inhibiciones al saltar enérgicamente en algunos de los cantos y al elevar sus manos en genuina adoración. Cuando el predicador habló de cómo vencer el pecado en sus vidas, no se escuchaba ni el sonido de un alfiler cayendo al suelo. Y cuando hizo un llamado de entrega a Dios, algunos de ellos corrieron al frente, como si se estuviera repartiendo dinero.

¿Cómo Podemos Animarlos?

Más tarde, le pregunté a las chicas: “¿Cómo podemos como jóvenes cristianos apoyar su relación con Jesús? ¿De qué forma podemos animarlos?” Esto es lo que respondieron algunas de ellas:

  • No critiquen lo que hacemos, ayúdennos a mejorar.
  • Sean un modelo en su estilo de vida que nosotros podamos imitar –no esperen que actuemos bien cuando ustedes no lo hacen.
  • Oren por nosotros –y dígannos que lo están haciendo.
  • Queremos que nos digan cuando hacemos algo bien.
  • Deseamos que nos animen a dirigir a otros –que nos ayuden a creer que lo podemos hacer.
  • Queremos que nos muestren el gozo de servir a Dios –necesitamos ver cristianos adultos felices.
  • Deseamos que nos den responsabilidades, pero permítannos escoger cómo manejar las cosas por nosotros mismos.
  • Recuerden que tienen adolescentes en sus iglesias –que no todos son adultos.
Lo que descubrí de sus observaciones es que nuestros adolescentes desean que confiemos en ellos. Desean alzar sus voces y servir a Dios junto a nosotros, utilizando sus dones extraordinarios.

Además de escuchar preocupaciones en relación a los jóvenes de hoy, también escucho algo de crítica que tiene que ver con su estilo de adorar –de la música y de las predicaciones que escogen oír. Pero al sentarme aquella noche en ese auditorio y observar las filas de adolescentes, pensé: “Hay tantos otros lugares donde ellos podrían estar este viernes de noche… Podrían emborracharse en una fiesta sin supervisión adulta, haciendo cosas en el asiento trasero del carro de las cuales se arrepentirán, ir a clubes nocturnos a bailar o ver una película sin ningún valor”.

Me conmovió darme cuenta que ellos escogieron ir al concierto aquella noche. Yo diría que debiéramos apoyarlos en cada uno de los aspectos que podamos.
 
 
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